Me da como cosa este renacer de la novelita rosa. Es como aquel capítulo de los Simpson en que había un grupo de comerciales que quería vender un producto viejísimo, y todo lo que se les ocurría era ponerle un lacito nuevo y para adelante.
Pues eso, esto no es más que la novela para mujeres de toda la vida -tengo docenas de novelas así de los tiempos del franquismo que mi madre coleccionaba cuando no tenía nada más al alcance de la mano- solo que con el componente de la dominación. Los que lleguen a tiempo de publicar un best seller antes de que el público se dé cuenta del tocomocho, pues eso que se llevan. Pero vamos, es la misma mierda que ofende a la mujer pero con otro lacito.
Me leí como medio del de las 50 sombras de Grey, para qué mentir. La tía me parecía un ángel del hogar bastante estúpida pero vaya, al uso. Y el Grey… qué decir. Un tarado traumatizado y obseso del cual dudo muchísimo que en la vida real supiera dar placer a una mujer más allá del deslumbramiento con la parafernalia que tiene montada.
Dejando a un lado el hecho de que la buena señora se ha documentado más bien poco sobre la dominación y mete unas burradas garrafales, ¿eso es lo máximo a lo que podemos aspirar sexualmente? ¿así es como nos quieren educar, ser sumisa y calladita mola? pues me niego, oiga. Me hace sentir insultada como mujer sexuada y libre, como filóloga y como aficionada a la literatura erótica.
